Dos clavos calvos y fuera de su sitio, en la madera muerta de la puerta vieja que amenazan con pinchar.
Una señal de antaño que nos lleva a tener cuidado con el pasado pues siempre vuelve.
Y a veces regresa con la punta oxidada, para que no te olvides que hay que estar vacunado contra los malos recuerdos.
Mucho cuidado con clavarte el pasado en el dedo que no esperabas.
Hace mucho daño. Se avisa.