La llegada de los drones al fácil consumo de cualquier persona, aunque haya controles muy estrictos para ponerlos a funcionar, ha logrado un nuevo cambio en la fotografía al permitir vistas y encuadres antes imposibles, y sobre todo además de originales muchas veces sorprendentes. Cada vez más la fotografía se acerca a la pintura, utilizando el color como elemento atractivo de atención.
La imagen de arriba, una fotografía casi surrealista y titulada “Olla derritiéndose”, fue realizada por el fotógrafo Piotr Parzybok. Muestra una ciudad iluminada, con un colorido cielo nocturno detrás. La fotografía ganó una “mención de honor” en el concurso SkyPixel en 2016.
La fotografía de abajo fue realizada por el artista Mauro Pagliai y que la tituló “Olas verdes”. La fotografía ganó la medalla una plata en el concurso SkyPixel. Fue tomada en la hermosa campiña de Siena, Italia, conocida por sus ondulantes colinas verdes y su brillante sol dorado.
Dos ejemplos del novedoso uso de los drones en fotografía que de alguna manera da una vuelta de revolución a las opciones que la fotografía digital y con cámaras pequeñas tiene en el nuevo mundo de la imagen y del arte.
No debemos olvidar que las fotografías no las hace un dron ni un teléfono móvil adosadas a este nuevo aparato volador, sino las hace un fotógrafo que sabe ver y valorar el espacio, el momento, las luces, el encuadre, la oportunidad. El componente humano es siempre fundamental.