Cualquier sitio es bueno para colocar el buzón que nos recoge las esperanzas, las misivas que nos contactan, las cartas de regalo o las de castigo.
Estaba suelto y mucho me temo que según avance el invierno irá bajando de altura.
Pero los buzones también están vivos y se mueven.
Los buzones no saben diferenciar las buenas de las malas noticias.
Ese es su gran fallo. Deberían cambiar de color según la carta.