Muchas veces es una simple luz la que nos lleva la mirada de un sitio a otro. No son volúmenes, formas, solo es luz la que te atrapa, la que nos llama desesperadamente. Huimos de lo gris, buscamos el color, pero sobre todo buscamos el color que contraste con su entorno. Que se unan colores complementarios y que salga ganando el que más nos atrape en ese momento. Si todo el entorno fuera cálidos y brillante, unos toques de gris neutro y apagado en el centro, serían los que nos obligarían a mirar.