Flotar en el aire es cuestión de impresionar, de creérselo, de intentarlo más bien. A veces es la mirada la que nos engaña, otras veces somos nosotros mismos los que estamos encantados con ser engañados. Nacemos para dejarnos engañar si a cambio logramos ver aquello que nos imaginamos ver. Somos animales de costumbres.