Estamos llenos de nudos, de sujeciones complejas para deshacer y sentirnos totalmente libres.
Pero con paciencia es posible soltarse.
La gran duda es saber si una vez libres de ataduras estaremos mejor o peor que antes.
La libertad no siempre es una suerte, depende de nuestras aptitudes para disfrutarla y de las capacidades que tengamos para ser útiles siendo totalmente libres.
Lo cómodo, y a veces se nos olvida, es estar atado y bien atado.
Antes de conseguir la libertad total hay que preguntarse si vamos a estar preparados para ella.